Yo elegí amarte y todas las consecuencias que eso conllevaba, elegí que tu fueses la persona que llenase mis días de sonrisas, elegí que tu olor era el que mejor le venía a mis sabanas, yo elegí que me comieras a besos, elegí también tu voz al otro lado del teléfono.
Elegí llorar por ti de vez en cuando, elegí creerte todo y aguantar tus chistes malos, elegí que no quería otros abrazos, que no quería otras manos agarradas a las mías, que no quería ver por la mañana otra cara que no fuese la tuya, elegí nuestro mes del año y nuestro día del mes, elegí que tu fueras mi locura y mi cordura, elegí llenar el silencio de nuestra risa.
Elegí las idas y venidas, las despedidas, elegí la impotencia, la incertidumbre y tu impredecibilidad, elegí el miedo a fallar y los impulsos, elegí las miradas, elegí temblar, elegí hacerme adicto a tus palabras, al corte de tu voz.
Elegí conservar intacto cada momento, y dejar huella, crear una historia, la nuestra.
Elegí que mi mayor hobbie era verte dormir entre sabanas blancas, elegí no callarme nada, elegí darte todo, elegí hablar de nosotros cuando hablaba de ti, elegí ser fuerte sin la ayuda de ningún tipo de coraza, sólo contigo y luchar por un solo motivo, elegí darte todas mis oportunidades, elegí quedarme con tus manías, y tú aguantar mis defectos.
Elegí perdernos debajo de cualquier edredón, y tu respiración en mi oreja derecha, elegí hacerlo lento, y la pasión a gran escala, elegí estremecerme única y solamente con tus caricias, elegí no ponernos límite.
Elegí el sabor agridulce de las discusiones que acababan en abrazo, convirtíendose así en dulces, elegí derrumbarme cuando ya no aguantaba más, elegí encontrarte en lugares donde nunca nadie te encontraría, elegí amarte, por mucho que pasen los días, los meses, los años... ahora y siempre.
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